Como se puede ver, estos ocupas de la plaza Bonanova, no sólo no se esconden sino que tienen el descaro de pintar la valla publicitaria para decirnos «Dos años arruinando el barrio». A la señora alcaldesa Colau, le debe hacer mucha gracia, pero la realidad es que se han instalado treintañeros de todos los pelajes y allí están, sin problemas del coste de la luz, que tienen encendida a todas horas, sin trabajar, viviendo del cuento y del derecho que tienen a buscarse la vida. Detrás de esta torre, que no sé ve, hay unas oficinas de cuatro plantas también ocupadas. Buen ejemplo para los estudiantes que cada día pasan por delante para ir a La Salle.