Elegante, libre, inteligente y segura de su belleza, Françoise Hardy fue una bonita compañía en los años de la etapa mas extraña de la juventud. Su delicadeza cantando y su larga melena eran en la época gris de nuestra sociedad un bonito respiro. Comprábamos la revista francesa, SALUT LES COPAINS buscando la vida mas allá de los Pirineos. Se nos murió hace dos días y con ella se fue una parte de mi historia allá por 1963. Descansa en paz.